lunes, 28 de noviembre de 2011

Rick Wakeman



Genio.

Maestro, ídolo, groso. Wakeman, sos un capo.

Muy extraño lo que sucedió en el Gran Rex el otro día. Estaba llenísimo, ni un asiento libre se veía. Cuando se abrió el telón, me sorprendió un hombre sentado en un piano de cola entera con una orquesta armada a su alrededor. No había nada más, uno esperaría que estuviera rodeado de cientos de teclados, y que tal vez hubiera también guitarrista, bajista y batero, pero no, ni siquiera estaban conectados los bafles. Lo que había preparado no era un recital, era un concierto.

Como dije, me pareció rara la propuesta, pero a la vez me interesó. Nunca había visto una orquesta en vivo, y dedidí dejar que tuviera la oportunidad... Y me encantó. No fui el único, se veía en las caras de los otros espectadores una expresión diferente. No la euforia que uno suele ver cuando va a ver algún grupo, sino emoción. En vez de descargar durante las canciones, el público explotaba al final. Aunque obvio, no faltaron olés olés olés y wooo ro ro roooo ros.

Terminó con su tema más conocido, Journey to the Center of the Earth, y se fue, como es costumbre últimamente. Ovación enorme, vuelve. Toca otro tema. Se va. Ovación enorme, vuelve. Toca otro tema. Esta vez se va en serio. Y la gente aún quiere más. Entonces mira por un segundo al director de la orquesta, se rasca la nuca y dice, entre risas, "Son muy gentiles, pero no preparamos más canciones, jaja. Pero bue, vamos a tocar de vuelta la última parte de Journey." La orquesta no entendía nada, se miraban entre ellos sin saber qué pasaba. No todos los días te piden tres bises! Mientras el director intentaba explicarles, Wakeman se puso a improvisar un rato. En realidad sólo estaba boludeando, pero por como toca parecía que se lo tomaba en serio jaja. Hicieron el tema, se fue, y hubo otra ovación enorme. Supongo que es lo que pasa cuando le das un buen show clásico a un público de rock.

No creo que vuelva a ver algo parecido nunca más. Realmente toca el piano como un animal. Y el ambiente que había en esa sala era muy único. Supongo que sólo me resta darle las gracias por un recital de la puta madre. Satisfacción garantizada.

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