Ferrero Rocher

Día 10 - Dibujar mi golosina favorita.

Decisión unánime. Mi cerebro, estómago, y el resto de los órganos internos no debieron siquiera congregarse para debatir, esta vez, qué debía aparecer en el dibujo. Con la simple mención de la consigna ya todos ellos conocían al Elegido.

El bocadito Ferrero Rocher es un pedacito de cielo en la Tierra, cada vez que le doy un mordisquito siento las mariposas del primer amor en cada papila gustativa. Justamente por ello debe existir alguna clase de trato con la Iglesia, no podía ser que estar tan cerca del firmamento aunque fuera por un ratito fuera algo barato.

Ser lo suficientemente rico como para comer de estos bocaditos a reventar debería ser, junto con poder quedarse en cama todo el día, aquello a lo que todo ser humano… o más aún, a lo que todo ser viviente debería apuntar en su vida.

O bueno, en un escenario más utópico, se podría socializar la fábrica Ferrero SpA, así también tendríamos Nutella y Kinder para todos. Siempre vale la pena soñar.